Diego Clavel

«Siempre se ha dicho que no hay mal que por bien no venga.

A mí me ha pasado en la grabación. Este trabajo está terminado por mi parte desde antes de comienzos de verano del 2012 pero por circunstancias ajenas a mí no ha podido salir hasta estas fechas. Ese paréntesis de tiempo me ha venido muy bien porque he podido grabar esta Malagueña del Caribe, que por no conocerla cuando hice la grabación de las 47 Malagueñas, no pude incluirla en este trabajo, pero gracias a un buen amigo y colosal aficionado como es Luis Soler Guevara que me la facilitó y además me animó a grabarla, hoy me alegro de este retraso.

La malagueña en cuestión fue grabada en por el Niño de Cabra, en el 1899 por la Señora García, en el 1908 por el Señor Revuelta y en el 1912 por Paca Aguilera y, según tengo entendido, no se ha vuelto a grabar hasta ahora.« 

Diego Clavel.

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Diego Andrade Martagón nació en La Puebla de Cazalla (Sevilla) en 1946. No iba para cantaor, pero él está convencido de que en esto del cante se nace con algo dentro, algo que no se aprende y que fue lo que le convirtió en cantaor. Ingresó en un grupo de campanilleros de La Puebla, y después comenzó a hacer sus pinitos como cantaor. En 1970 ganó el primer premio en Mairena del Alcor y grabó los primeros discos pequeños en Madrid. Otros premios como el Catavino de Oro de Montilla o la Saeta de Oro de Radio Nacional de España en Sevilla confirmaron su gran calidad. En1972, participó en el concurso del cincuentenario de Granada, alcanzando una excelente clasificación. Actúa asiduamente en los festivales andaluces y ofrece con frecuencia recitales en las peñas flamencas.

Ha intervenido en trabajos escénicos como Oración de la Tierra, de Alfonso Jiménez Romero, y Cien años de cante de Pedro Peña.

Si hay un estilo al que Diego Clavel debe más que a ningún otro es la «siguiriya de cambio» de Manuel Molina. Un cante que exige mucho poder, muy difícil de ligar, por lo que sólo se atreven con él los cantaores de facultades fuera de lo común. Y eso que no iba para cantaor. Nadie en su familia cantaba, ninguna tradición doméstica invitaba a pensar en un futuro artístico para el joven que en realidad quería haber sido un buen albañil. Hay que agradecerle también su preocupación por no olvidar los estilos poco frecuentados, que le lleva a estudiar constantemente antiguas grabaciones para hacer con rigor y ortodoxia todo lo que incorpora a su repertorio. Compone sus propias coplas. Cante puramente humano

Sobre sus cualidades artísticas, ha escrito Angel Álvarez Caballero:

«El cante de Diego Clavel es claro, diáfano y muy hermoso. Ningún cante suena liviano en la voz de Diego Clavel. Incluso el fandango más trivial se va a coordenadas de inusitada grandeza en su forma de desarrollarlos… La malagueña, la cartagenera, las siguiriyas, son géneros de enorme dificultad, en los que Diego se desempeña con indiscutible magisterio, rayando la perfección. Con facultades de sobra para afrontarlos con éxito. Diego es capaz de un mágico juego peleado y el tercio cuasi susurrado , sin que en ningún momento se rompa el equilibrio. Una maravilla. En las alegrías, Diego Clavel se encuentra muy a gusto siempre, porque le permiten desplegar un deslumbrante repertorio de coplas vibrantes y llenas de ángel. Los tangos también le son familiares… La jabera, que es un cante muy barroco, de gran dificultad, tenia que tentar a Diego Clavel; ha tenido el buen gusto de despojarlo de florituras excesivas, dándonos una versión bastante contenida.»

Otro comentario, aunque anónimo, glosa así la personalidad artística de Diego Clavel:

«Su poderío comunicativo es realmente excepcional y arranca de un profundo conocimiento de los estilos de cantes mas antiguos y puros. Desde las siguiriyas a las soleares, pasando por los mejores ejemplos de malagueñas y granainas, Diego Clavel demuestra siempre un dominio formal y una sabiduría expresiva que no dudamos en calificar de magistrales. Y al lado de esa extraordinaria capacidad de conservación de la vieja estirpe musical del flamenco, Diego Clavel se ha preocupado de renovar el contenido de las letras, ofreciéndonos así un repertorio temático de emocionada vinculación con la propia realidad social contemporánea.«

“Cuando pasen muchos años, si hay un nieto, un bisnieto mío que sale cantaor, cuando le preguntaran ¿de dónde viene tu afición por el flamenco?, podría mencionarme a mí, tendría una raiz. Yo no tengo eso, yo tengo que decir que la raiz flamenca de mi familia ha nacido conmigo”.

Es una mañana clara que invita a hablar. Diego Clavel nos recibe con una sonrisa perpetua, dispuesto por su parte a atender nuestra curiosidad. La primera cuestión surge de forma innata, y se encuentra en la mente del entrevistador que no se queda tranquilo hasta soltarla. ¿Cómo se inicia un  muchacho en el arte flamenco, sin tener antecedentes familiares? La respuesta clara y concisa de un hombre que habla de flamenco con un brillo especial en su cara: “La Puebla es un pueblo de muchos cantaores, de mucha afición… De allí han  salido La Niña de la Puebla, José Menese, Miguel Vargas… Bueno, es como  cualquier pueblo andaluz”,

El 17 de septiembre de 1946 nació en la Puebla de Cazalla (Sevilla) un niño al que llamaron Diego, por apellidos Andrade Martagón. “Lo de «Clavel» viene de mi abuelo paterno. Dicen que al nacer, una  vecina del pueblo celebró los colores vivos de su rostro, llamándole «clavel», y ese apodo se le pegó a toda la familia”.

Diego Clavel es un hombre de sesenta y ocho que rebosa humanidad y amor por el Arte Flamenco. Pertenece a la generación de cantaores que, entre los años 60 y 70, insufló nueva vida al cante, y es hoy día una de sus figuras más relevantes; “Yo empecé como empieza todo el mundo, cantando en bares y fiestas del pueblo, en reuniones de amigos… De niño me hicieron voz solista en la escuela, cuando era obligatorio cantar el himno de España a la entrada y a la salida de clase, y también canté con coros de campanilleros, haciendo  las partes del solista. El caso es que siempre he tenido un sentido musical y me ha gustado cantar.”

Es afable y sencillo. No alardea de nada más que de sus conocimientos adquiridos durante sus cuarenta y cinco años dedicados al cante. En 1969 obtuvo sus primeros galardones como aficionado en los concursos de Cabra, Lucena, Osuna y Baena (Primer Premio de Saetas). “Mi primer galardón de importancia fue en 1970, cuando me presenté en Mairena del Alcor, que era un concurso con mucho  prestigio. Allí gané el premio al cante por seguirillas y por tonás (Primer Premio VII Festival Cante Jondo – Antonio Mairena).  Entonces fue cuando empecé a hacer festivales y a grabar, ahí comienza  mi andadura  profesional”.

Toda la carrera de Diego Clavel se ha caracterizado por una curiosidad y un afán de investigación imparables. Ha grabado casi todos los palos, y ha recuperado algunos que estaban casi olvidados. Uno de sus mayores logros es el haber reunido 31 malagueñas distintas en el Lp «La malagueña a través de los tiempos» (Diputación Provincial de Málaga, 1992), considerado desde su aparición una joya de la discografía flamenca. Realizó la difícil tarea de musicar la poesía de uno de los grandes maestros de este siglo: Gerardo Diego: “Se trata de un disco que he hecho con diez décimas de Gerardo Diego, donde habla de la suerte y la muerte; narra una corrida de toros desde que el toro sale de chiqueros hasta que muere en la plaza. Fue una idea que me propuso Salvador Arias. Eran diez poemas escritos en décimas, y algunos he tenido que fraccionarlos en dos o en tres partes, para meterlos por dieciséis cantes. La poesía de Gerardo Diego es muy culta, tiene un vocabulario extraño para el cante, y fue un trabajo bastante difícil. Obtuvimos el permiso de la hija de Gerardo Diego, que estaba un poco reticente, pero al final aceptó cuando escuchó una cinta de prueba. En la presentación del disco en Sevilla me  dijo que su padre estaría encantado de escucharlo”.

Un cantaor con una trayectoria así de larga y destacable tiene, por fuerza, mucho que contar. Sin pretenciosidad, pero también sin falsa modestia, Diego Clavel nos regaló un poco de su sabiduría. ¿Quién es, para el cante, Diego Clavel?  “Yo le he dado un poco al cante porque he cambiado muchas cosas. Por ejemplo, los caracoles, desde Chacón hasta hoy se ha cantado en todos los cantaores igual, y en casi todos la misma letra. Tú coges los caracoles de Diego Clavel y sabes que son de Diego Clavel; reconoces los caracoles por su raiz, pero ha habido un cambio bastante grande. Yo lo canto de otra forma, sin salirme del camino. Mi evolución propia ha sido bastante grande. A mí no me interesa en absoluto la gente que copia de otros. Cuando tú escuchas un cantaor no debe recordarte a otro”.

Defiende la pureza del flamenco y a este respecto comenta; “El cante ha evolucionado en los últimos tiempos algo menos que la guitarra flamenca. Y con respecto a eso que llaman nuevo flamenco, nuevo flamenco no hay. Es otra música, pero no puede llamarse flamenco. Para mí, el flamenco es palmas y guitarra; no sé si algún día yo meteré caja, flauta… Pienso que no lo voy a hacer, pero si un día lo hago, la verdad es que bastante he hecho ya por el flamenco, ya tengo ahí un trabajo serio y riguroso”. Nos despedimos de él con un gran sabor de boca. Pero las preguntas no hacen falta para hablar con este artista. Tan sólo nombrar a Antonio Mairena, desemboca en una respuesta que denota su admiración por este cantaor: “A mí me ha marcado Antonio Mairena mi vida como cantaor, pero en algunos cantes: me he basado en él por soleás, por seguirillas, por romances, por tonás. Yo soy un cantaor que lo ha tocado todo. La bulería es lo que menos he tocado. Mi meta es abarcar todos los cantes, porque yo tengo, como dijo una vez Rafael Belmonte, la virtud de dar a cada cante la voz que le pertenece. Dicen que yo tengo la voz laína, pero tengo la habilidad de que, cuando canto por soleá, pongo la voz afillá, y cuando canto por granaínas, saco la voz fina; por malagueñas pongo la voz más dulce. Me gusta explotar y usar todos los registros, cada uno cuando conviene”.

Carolina León  

En su despedida Manolo Bohórquez ha escrito:

Uno de los maestros del cante sevillano, Diego Clavel, anunció el pasado sábado en la Reunión de Cante Jondo que ya no cantará más  en el festival de su pueblo. Se va el maestro, un cantaor honrado, responsable, sabio, entregado a su profesión y serio donde los haya. No ha dado muchas explicaciones, pero supongo que se irá pronto del cante, de los escenarios, porque está convencido de que hay que irse antes de caer en el olvido. También se fue Calixto Sánchez, el maestro mairenero, en plenitud de facultades. Diego Clavel sufre con el cante y, aunque no lo diga, con la situación actual del flamenco. No entiende muchas cosas, entre otras, que los organizadores de festivales se estén olvidando de los pocos maestros del cante que nos quedan. Del cante, del toque y del baile. Si se van los que son capaces de cantar bien y de enseñar, ¿qué nos quedará? La trayectoria de Diego Clavel ha sido todo un ejemplo. Ahí está su obra discográfica, que seguramente será analizada y valorada con el tiempo. No ha tenido muchos reconocimientos. Los cantaores como Diego nunca han sido reconocidos como merecían. Desconozco si se irá o no del todo. En cualquier caso, haga lo que haga el maestro, su trayectoria y obra lo harán inmortal.

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