NUEVO DISCO “CELME ENCANTADO”
www.mariadoceo.com
Concierto presentación:
Viernes 16 Julio, 21:30 hrs. Sala Clamores. Alburquerque, 14. Entrada: 10 €
Maria do Ceo, es fado en estado puro, actualmente está considerada una fadista tradicional, por lo que en algunos medios de comunicación ya la consideran la sucesora de Amalia Rodrigues, tanto en el estilo, como en la interpretación. Dicen de ella los críticos, que nos acerca el fado como hasta ahora nadie había hecho antes. No sólo nos canta fado, también nos canta bolero con un dramatismo que nos recuerda a la gran Chavela Vargas.
De ella se ha escrito:
El periodista Enrique Beotas:
“Sólo María do Ceo aúna en sus creaciones, en su voz y en su forma de hacer, la fusión de las aguas del Miño”.
La cantante Patricia Kraus dice:
“Maria do Ceo, tiene una manera de cantar elegante y contenida, llena de matices, con una voz con muchos registros, desde el agudo, que puede modular desde más brillante a más cálido, con una colocación alta y una afinación excelente, hasta un centro vocal y graves perfectamente controlados, que usa siempre a favor de la canción, de la melodía, de la letra. Puede conseguir transmitir la melancolía y el dolor más profundos. Usa su voz como vehículo para transmitir emociones y sentimientos, pero sin aspavientos ni demasiadas florituras, siempre en su justa medida, con una sabiduría que da la experiencia y el saber medir el propio instrumento, con una voz cálida y suave en algunos momentos y dulce y melancólica en otros”.
El diseñador Adolfo Domínguez:
“El timbre de Maria do Ceo, posee la voz secreta del Douro, canta arrebatada, sus fados me llevan de la mano en aquel atardecer ocre en un café de Porto”.
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Coquetería aparte, podría decir que conozco a María do Ceo desde hace dos mil años, y no sería un desprecio a su imagen que lo dijera, porque nadie le echa más de cuatrocientos…
Tal vez sea por eso, y me estoy refiriendo a los cuatrocientos, que en este trabajo se muestra madura, sabia, conocedora, veterana, más maestra que discípula, más cantora que fadista, más fadista que anteriormente, tan creadora y compositora como valiente y vanguardista…
Como los que saben lo que hacen, como los que no tienen por que dar explicaciones a nadie, María do Ceo mezcla en un mismo soporte musical el himno gallego, tan demandado por sus admiradores de allén del mar, con “Alfonsina y el mar”, tan demandado a su vez por los de este lado del Atlántico. Un “Alfonsina y el mar”, además, que es un homenaje a la recientemente fallecida Mercedes Sosa, y a los cuarenta años de la primera grabación de esta pieza dedicada a la poetisa Alfonsina Storni por los argentinos Ariel Ramírez y Félix Luna.
Con valentía y porque le da la gana, María do Ceo presenta dos músicas compuestas por ella misma a dos escogidos poemas de Don Ramón Cabanillas, y siete más a otros tantos de un loco letrista nacido en Vigo (porque los de A Guarda también nacen donde ellos quieren) y cosechador de garbanzos, modestia aparte, en las tierras de donde al mundo se le da por llamarse Celanova.
Con madurez y universalidad, María do Ceo añade al repertorio una canción brasileña de Paulo Borges titulada “Cabecinha no ombro”, interpretada al piano por Cristina Pato y al violonchelo por Xurxo Lois; con la misma instrumentación e intérpretes, en el “O Badal da Berenguela”, tributa un guiño al año santo desde el punto de vista de los que hacen el camino al andar.
María do Ceo convierte en vanguardia lo más tradicional y lo vanguardista en fado, como se demuestra en las piezas “Adiviñanza” o “Amor imposible”. Galleguiza y hace Galicia a través de una canción de arriero-emigrante, como “Veño de lonxe”; hace un himno a las viudas del mar con “Soa”; destruye fronteras con “Celme encantado”, haciendo una boda del Miño penetrando en la mar, en una cópula geográfica, entre España y Portugal.
Sensible, con la sencillez reflejada en la soledad de un máximo de tres instrumentos por pieza, con su inconfundible voz que traspasa ventrículos y miocardios hasta la profundidad del alma (justo al lado de donde se esconden las lágrimas), cada canción parece estar rellena por una orquesta sinfónica que hace de ángel de la guarda con la madera, metales, cuerdas y timbales…
Este es un disco para escuchar con auriculares, con la luz apagada, para no perderse ni la más silenciosa de las notas, la más pequeña del pentagrama… Cada corchea, cada fusa y semifusa, tienen el mismo valor que los silencios, que la miel de la voz de María do Ceo, que su estilo cambiado a huella, que un vuelo “Ledo e polo Ceo”… Enhorabuena, María do Ceo, por este excelente trabajo…
Armando González López
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